viernes, 28 de noviembre de 2008

El comercio de barrio

Una de las ventajas de vivir en una ciudad de tamaño medio-grande es que todavía perduran algunas tiendas de barrio, las tiendas de toda la vida, donde el cliente no es un número, sino una persona. Yo no suelo hacer la compra por lo que no lo aprecio en exceso, pero estos últimos días he tenido un par de experiencias que me han hecho recordar tiempos pasados, cuando solía acompañar a mi madre en la compra.

Un comercio de barrio debe cumplir, al menos que se me ocurran ahora, dos "requisitos indispensables" (frase hecha, redundante) para ser considerado como tal:

1-Que te llamen por tu nombre.
2-Que conozcan lo que quieres y como lo quieres.

Aparte, suelen ser fiadores o si no tienes dinero suficiente, no hay problema en pasar al momento o al día siguiente.

La tienda de debajo de mi casa, se encarga de pagar el butano de mi casa cuando viene el butanero y guardarlo, sin ellos haberlo cobrado por parte nuestra previamente. Ayer nos tocaron al timbre para avisarnos de que ya tenían X producto y el sábado anterior, les "pillamos" tocándonos el timbre porque mi madre se había dejado una bolsa en su comercio.

Todavía tienen su viejo libro de cuentas, donde apuntan lo que debe cada cliente...financiaciones sin bancos de por medio, cada uno lo va pagando poco a poco cuando puede.

Recuerdo la tienda de ultramarinos que había frente a mi casa, más conocida como "ca Enrique" a donde yo bajaba a por algún "mandao", podía ir con dinero o sin él, no importaba. Recuerdo ser pequeño y trastear la trastienda, pasar tras la barra o coger alguna que otra zanahoria y comérmela mientras mi madre compraba.

Cada día se va perdiendo más y más ese tipo de comercio, dando paso a tiendas demasiado "fashion" o "cool" o como quieran vendernoslo pero dejando de lado ese trato tan personal, el súmmum de este tipo de comercios se encuentra en los centros comerciales donde la tienda de barrio es imposible de concebir.

Quizá/s todo esto sea un reflejo de la sociedad, una sociedad cada vez más individualista, que se preocupa mucho de sí mismo y menos del vecino. Cada vez se saluda menos por la calle, cada vez hay más desconocidos por el barrio por lo que poco a poco se va perdiendo ese "espíritu" de barrio y por ende, algunos de sus comercios que no aguantan el cambio.

Mientras tanto, pasamos de ser aconsejados por un conocido a la hora de comprar a ser un objetivo de un vendedor, de un escaparate, de un anuncio y a poder ser incluso engañados con tal de "vender, vender y vender".

Altabix 1976-1980

2 comentarios:

amelche dijo...

¡Qué pena que se pierda!, ¿no?

Lucía Llorca Aroca dijo...

La verdad es que da pena...da gusto cuando entras a un sitio y saben tu nombre y sin preguntar ya sabes lo que quieres. Por suerte a mi eso todavía me pasa. Mis padres compran en la plaza bcn y en todos los puestos nos conocen...creo que hay muchos que gracias a mis padres saben más de mi vida que yo misma XD

En las grandes superficies eres solo un cliente más, allí no.

 
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